A nivel internacional, y para quienes nos dedicamos a la Toxicología, es habitual el uso del término disruptor endócrino. Sin embargo, la mayoría de quienes nos consultan, desconocen a que nos referimos, y por lo tanto a las consecuencias en la salud cuando estamos expuestos.

Disruptor es aquello que altera, que rompe o fractura.

Endocrino refiere a las glándulas del cuerpo que producen sustancias, por ejemplo la glándula tiroides, el ovario, entre tantas otras.

Por lo tanto un disruptor endocrino es una sustancia química  – natural o producida – capaz de alterar la producción de las glándulas endócrinas y el funcionamiento del sistema hormonal tanto de humanos como de animales. De modo tal que cada sustancia catalogada como disruptor endocrino, tienen la propiedad de generar diferentes y variados efectos adversos en la salud, alterando el equilibrio previo al contacto con las personas.

¿Cuántas sustancias han sido catalogadas como disruptores endocrinos a nivel internacional? Miles de sustancias, algunas de las cuales ya han sido prohibidas en los países desarrollados.

Ya en 1991 – en la Conferencia de Wingspread – endocrinólogos, toxicólogos, biólogos y un gran grupo de otros expertos, evaluaron los efectos adversos mediante la revisión de estudios, incluyendo daños en el sistema inmunológico y neoplasias en órganos hormono – dependientes.

La lista es muy extensa, y se Van incluyendo cada día más sustancias químicas

Estos efectos dependerán del propio individuo y de las condiciones que lo rodean, su entorno y la concomitancia con varias de estas sustancias químicas con otros determinantes sociales de la salud: calidad de la alimentación, acceso al sistema de salud de calidad, formación de profesionales en la materia, tipo de trabajo, si la exposición se da intraútero, en la niñez, adolescencia o en la edad adulta, entre otros.

De acuerdo a la concentración los disruptores hormonales, presentan diferentes modos de acción en el cuerpo  y de acuerdo al estado de desarrollo del tejido, al momento de la exposición, la edad el sexo, entre otros factores.

No existe un umbral de concentración exacto para el desarrollo del efecto toxicológico, que es diferente del límite de seguridad del cual estamos más familiarizados  con otras sustancias.

Los efectos negativos para la salud son muy variados:

• Daños en la salud reproductiva, como pubertad precoz o síndrome de ovario poliquístico.
• Diferentes tipo de cáncer: neoplasias de mama,  de testículo, de próstata.
• Enfermedades metabólicas.
• Enfermedades del sistema nervioso central y periférico.
• Enfermedades del sistema inmunológico.

Un video de la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) puede resultarle de interés para comprender mejor acerca de lo que estamos  advirtiendo:

Muchas veces, los pacientes han estado expuestos a disruptores endócrinos y su impacto en el cuerpo humano es interpretado de manera equívoca por personal que no tiene en consideración esta posibilidad, por falta de formación. Por ejemplo, un niño puede ser diagnosticado con trastorno de déficit atención e hiperactividad, pero se desconoce si ha estado expuesto a un disruptor endócrino que desencadena este problema de salud.   

Los países europeos tienen una legislación cada vez más estricta con relación al uso de estas sustancias y existen debates importantes entre los movimientos ecologistas, los gobiernos y las industrias. Otras naciones no cuentan con mayores regulaciones o resultan totalmente insuficientes.

La exposición a plaguicidas, a metales pesados, a sustancias como el Bisfenol A, los Parabenos, los Ftalatos, los Fitoestrógenos, las Dioxinas. ¿Has escuchado hablar de ellos? ¿Qué tan expuesto te encuentras? ¿En el lugar de trabajo? ¿En tu propio hogar?

Los básico es informarse a través de documentos de alta calidad académica, pero en segundo término es necesario modificar las condiciones que nos exponen a estas sustancias y para ello hay distintos caminos.

Cuando existen dudas, es necesario consultar con expertas y expertos en la materia