Como cada año ya comenzamos a hablar de la Influenza, pero ¿sabemos realmente a qué nos referimos?
Generalmente se la conoce como Gripe y se la confunde con “Resfriado Fuerte”, pero no es lo mismo.
La Influenza corresponde a un cuadro de etiología viral, respiratorio, con aumento de casos en determinados momentos del año, en donde las condiciones socio-ambientales favorecen esta condición epidemiológica.
Se presenta con determinadas características que corresponden a un síndrome de impregnación viral, algunas de ellas al inicio, compartidas con otras virosis respiratorias que no tienen en su etiopatogenia al virus de la Influenza.
Recuerden tener claro que Influenza o Gripe no es sinónimo de “Resfrío Común”.
¿Cómo comienza o se presenta el cuadro?
Tenemos un cuadro de impregnación viral, en los que notamos:
– Dolores musculares o mialgias.
– Dolores articulares o artralgias.
– Fatiga.
– Dolor de cabeza o cefalea.
– Tos.
– Dolor de garganta u odinofagia.
– Se puede acompañar también de otros síntomas o signos, como diarrea o vómitos.
Es importante tener en claro que NO siempre está presenta la Fiebre y no todas las personas pueden presentar estos síntomas en forma conjunta.
¿Se puede complicar?
En general la recuperación dura unos días y no trae mayores problemas, pero esto depende de los antecedentes personales y socio-ambientales y del control sanitario oportuno.
Las complicaciones más frecuentes son bronquitis, neumonías, etc., y puede coexistir con sobreinfección bacteriana en algunos grupos poblacionales u otras virosis.
Algunas complicaciones no son tan frecuentes, se habla poco de ellas, pero existe la posibilidad -dependiendo de los contextos- que ocurran, como la Miocarditis, inflamación del tejido cardiaco, Encefalitis , Miositis, Insuficiencia Renal o Respiratoria.
Más frecuente son las descompensaciones de patologías crónicas previas como Asma, Diabetes, Insuficiencia Cardiaca y otras.
Todos podemos contraer Influenza, pero hay grupos poblacionales con mayor riesgo:
– Personas mayores de 65 años.
– Personas con patología crónica.
– Embarazadas.
– Menores de 5 años, especialmente los menores de 2 años.
– Fumadores.
¿Cuáles son los signos que debemos observar para darnos cuenta que está tomando un estado más agresivo o de urgencia?
En adultos:
– Falta de aire o disnea.
– Mialgia intensa.
– Dolor torácico o abdominal.
– Mareos o pérdida de conocimiento.
– Fiebre o tos pero que empeora con el tiempo.
– Descompensación de patologías crónicas.
– Cefalea intensa, con o sin rigidez de nuca.
En niños/as:
– Aumento de la frecuencia respiratoria según edad o Polipnea.
– Retracción costal.
– Labios azulados o cianóticos.
– Ruidos en el pecho.
– Deshidratación .
– Convulsiones, desorientación.
– Rechazo pecho materno.
Diagnóstico
Sobre todo es clínico. Se puede confirmar con test rápidos de diagnóstico que detectan partes virales y que no demoran más de 10 – 15 minutos. Si resulta negativo no es concluyente igualmente.
Tratamiento
Depende del cuadro.
Los antivirales no se deben usar de rutina, sin una evaluación exhaustiva costo – beneficio y tomando en cuanta interacciones medicamentosas, estado previo del paciente y grupo etario.
- Antigripales: Tampoco son de rutina y no se aconsejan en niños o en adultos con algunas patologías previas como hipertensión, enfermedad coronaria, y otras, ya que pueden empeorar su cuadro por los componentes de sus fórmulas.
- Antitusígenos: Tampoco se aconsejan. La tos es un mecanismo de defensa importante entre otros.
El uso de determinados antitusígenos y sobre todo dependiendo la edad, están prohibidos y no mejoran el cuadro, sólo lo disfraza, pudiendo agravar el cuadro.
- Antibióticos: No deben usarse, salvo que coexista una infección bacteriana.
Lo más importante ante los primeros síntomas:
– Reposo psicofísico.
– Airear los ambientes.
– Lavado de manos.
– Toser cubriendo la boca con el codo.
– No compartir utensilios.
– Hidratarse.
– Mantener el pecho a libre demanda y directo en lactantes.
– Prevenir la expansión tanto en el hogar como en el trabajo.
– Observar la evolución del cuadro y actuar oportunamente.
Vacunación
Siempre consultar a su médico/a de cabecera. No se automedique ni siga consejos de personal no médico. Los únicos facultados para medicar, luego de hacer un diagnóstico, somos los médicos, y estos a su vez pueden consultar, ante dudas farmacológicas y efectos adversos posibles, a los Toxicólogos Médicos.