Hoy es un día importante en la comunidad científica internacional y también en lo que refiere a la equidad de género. Se conmemora el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, reconocido desde fines de 2015 por la propia Asamblea General de las Naciones Unidas.
Cada vez que mantengo una consulta clínica con una niña o una adolescente, le pregunto sobre sus sueños y sus proyecciones.
Muchas de ellas – y cada vez más – se visualizan en el campo de las ciencias y de las tecnologías más avanzadas.
Se muestran fascinadas cuando – como mujer médica y científica – les digo que es posible concretar su sueño.
Soy consciente de las dificultades que enfrentan las niñas en el sistema educativo a nivel de las distintas naciones, y más aún donde el sistema educativo mantiene una enorme brecha entre quienes pueden acceder a escuelas, institutos y universidades calificadas y quienes deberán postergarse al concurrir a instituciones que no tienen mayor calidad. Y también en la brecha de género, lo que se demuestra en distintos estudios. Por ejemplo, en Chile la PSU muestra que el 79% de los puntajes nacionales lo obtienen los varones, pero que las mujeres se destacan en el área del lenguaje. No hay ninguna demostración que ello dependa de la genética o de las neurociencias, más bien depende de los modelos de socialización.
La propia UNESCO ha publicado en 2017, el diagnóstico y las medidas que se debiesen tomar en los distintos países para disminuir drásticamente esta brecha de las mujeres en la ciencia, en la tecnología, en las matemáticas y en la ingeniería.
Las mujeres vivimos trabas continuas para poder ser reconocidas en el campo de las ciencias, y ya muchos películas como lo fue «Hidden Figures» (Talentos Ocultos) que han demostrado la invisibilización de las mujeres en los carrera espacial de los años 60.
Es necesario un cambio en el sistema educativo que permita visualizar y alentar el aporte de las niñas y las adolescentes en las disciplinas científicas: el rol de los equipos docentes es fundamental, tanto como el apoyo de las familias.
Pero también, desde las ciencias de la salud y desde la medicina podemos transmitir un mensaje a las niñas y sus familias: apoyar el autocuidado de la salud, la alimentación familiar saludable, el descanso apropiado es tan trascendente como demostrar con nuestra conducta científica y ética que las mujeres pueden hacer ciencia y aplicarla en la vida cotidiana.
Nos aporta la UNESCO, en esta fecha:
“La ciencia y la igualdad de género son fundamentales para el desarrollo sostenible. Aún así, las mujeres siguen encontrando obstáculos en el campo de la ciencia: menos del 30% de investigadores científicos en el mundo son mujeres.
Hacer frente a algunos de los mayores desafíos de la Agenda para el Desarrollo Sostenible -desde la mejora de la salud hasta el cambio climático- dependerá del aprovechamiento de todos los talentos. Eso significa conseguir introducir a más mujeres en estos campos. La diversidad en la investigación amplía el número de investigadores talentosos, aportando una nueva perspectiva, talento y creatividad”.
Una educación sin estereotipos que afecten a las niñas y las adolescentes, es un objetivo no solamente para el sistema educativo, también lo es para el sistema de salud.
Por supuesto, entendiendo a la salud desde un enfoque integral, respetuosa de los sueños y de los derechos de las niñas y las adolescentes.
Dra , la conozco de hace muchos años, un honor inmenso, no solo haberla conocido , sino que sea la médica que más confía mi familia.
Nunca olvida las condiciones que rodean a sus pacientes y nos alienta siempre.
Una de las mejoras personas que hemos conocido.
Gracias por toda su ayuda, su conocimiento y su dedicación