Sabemos que la exposición a los metales es un problema grave para la salud pública y que, sobre todo, afecta a la población con mayores factores de riesgo y en situación de vulnerabilidad social en distintas zonas del mundo.
En el caso del Mercurio, es un metal pesado que no se presenta en forma sólida. Las formas de presentación se relacionan a su vez con diferentes formas de intoxicación laboral, medioambiental, accidental e intencional.
Otrora, el Mercurio formaba parte de la composición de diferentes productos, incluyendo fármacos o compuestos odontológicos como las amalgamas. Pero dada la toxicidad que fue demostrada en distintos estudios, se tomaron medidas sanitarias para reemplazarlo por otras sustancias. Sin embargo, aún sigue siendo una grave preocupación, sobre todo la exposición laboral y ambiental, causante de intoxicación crónica o HIDRARGINISMO.
A esto se suma el incumplimiento, en algunos casos, del compromiso asumido por varios países de sustituir o de abandonar el uso de instrumentos de medidas mercuriales. Un ejemplo de ello son los clásicos termómetros sustituidos por instrumentos digitales, que si bien pueden ser menos precisos, son absolutamente más seguros para la salud y el medioambiente. Sumemos a ello la falta de protocolos en algunos países para que – en caso de rotura de los termómetros – se realice una recolección segura por parte de personal previamente capacitado. Y en algunos casos el desconocimiento que existe en profesionales de la salud, como me he visto enfrentada hace poco tiempo y que motiva esta breve reseña.
En 1972 en Irak ocurrió uno de los casos más graves por la elaboración de pan con semillas de trigo y cebada tratadas con METILMERCURIO. Como consecuencia 6.000 personas fueron hospitalizadas y 500 de ellas fallecieron.
El otro evento, y muy conocido, aconteció en MINAMATA, Japón: otra intoxicación colectiva por emanación de mercurio inorgánico en la bahía del mismo nombre, debido a un derrame ocasionado por una planta industrial productora de cloro soda. En esa bahía los microorganismos marinos convirtieron el mercurio inorgánico en metilmercurio y éste se concentró en los peces, en la cadena alimenticia. Hubo 48 personas fallecidas y otras 100 intoxicadas.
ALGUNAS FUENTES DE MERCURIO:
- Amalgamas.
- Fabricación de lámparas incandescentes, tubos de rayos X, baterías, pilas.
- Curtiembres.
- Taxidermia.
- Extracción de plata y oro.
- Como catalizador de matérias plásticas.
- El ioduro de mercurio como antiséptico externo.
La principal vía de ingreso al cuerpo humano es la inhalatoria a partir de los vapores de mercurio. Ya en la sangre y otros tejidos se oxida y los iones de mercurio se fijan a las proteínas y acaban depositándose en órganos vitales como los son el cerebro y el riñón.
Es necesario tener muy presente en el terreno de la gineco obstetricia que el mercurio inorgánico atraviesa la placenta.
Los compuestos orgánicos del mercurio se absorben 90 % por vía digestiva.
La absorción respiratoria es la principal causa de intoxicación laboral y eso debiese estar presente como una advertencia en los lugares en los cuales existe mercurio.
También el riesgo asociado a la intoxicación con mercurio es la capacidad de este elemento de atravesar la barrera hematoencefálica, por lo que produce mayores efectos neurológicos y teratogénicos que las sales inorgánicas.
CLÍNICA:
MERCURIO ELEMENTAL:
EFECTOS AGUDOS:
- Escalofríos.
- Debilidad.
- Náuseas, vómitos.
- Diarrea.
- Tos.
- Disnea, puede progresar a neumonitis intersticial llegando a la insuficiencia respiratoria.
- Eczema alérgico de contacto.
EFECTOS CRÓNICOS:
- Gingivitis y estomatitis.
- Temblor que empieza en los dedos, párpados, lengua, labios y provoca una escritura particular ininteligible.
- Trastornos de personalidad – “eretismo”.
- Neuropatía sensitivo motora.
Tríada de intoxicación por vapores de Hg:
1- Gingivitis.
2- Temblores.
3- Alteraciones neuropsicológicas.
Síndrome nefrótico.
Opacidad marrón de la cápsula anterior del cristalino – signo clínico de Hidrarginismo.
DIAGNÓSTICO:
Puede detectarse en fluidos biológicos y con otros exámenes paraclínicos EEG, oftalmológicos, etc.
Controles médicos minuciosos.
TRATAMIENTO:
Requiere supervisión de toxicólogos médicos, puede requerir tratamiento quelante, incluso hemodiálisis.
PREVENCIÓN:
En exposición laboral, vigilancia de los trabajadores expuestos: entre otros con orina, análisis de la escritura, búsqueda de proteinuria.
Cumplir con las convenciones de hospitales y clínicas libres de Mercurio.
No usar NUNCA termómetros en pediatría, por parte de los padres, para estimular la defecación o expulsión de gases en bebés, como aún se ve en la práctica médica, en familias no educadas en los riesgos en diferentes prácticas, por parte de equipos de salud sin formación.
El estado de Chile en 2008 firmó el convenio para la puesta en marcha de la eliminación de Mercurio en 3 hospitales pilotos. Y a 2011 ya fueron 127 hospitales que firmaron el compromiso.
Pero aún vemos que muchas clínicas no cumplen con dicho compromiso, y hemos observado termómetros sobre ventanas sin protección, sometidos a altas temperaturas, en escritorios. Y en algunos casos, en los cuales se produjo una ruptura, ser barridos sin cumplir con protocolos de recolección.
Nada mejor que estar informados para proteger la salud propia, y la de otras personas que puedan quedar expuestas, sean trabajadores, pacientes o la ciudadanía en general.
Y por supuesto, es central la fiscalización y la denuncia oportuna. En ese sentido, una mala fiscalización interna o externa, resulta tan perjudicial como otras acciones criminales que tanto criticamos por los medios de comunicación.